Un llamado a la responsabilidad y al amor
Están observando.
Si abandonan a uno de mis hijos, vuestra acción se multiplicará por diez, por cien mil.
Uno abandonado, aquellos que miraron a otro lado sentirán lo que ha vivido.
Si mi palabra es de protección sobre uno de mis hijos, sobre una de mis hijas, deben saber que nada en la existencia debe siquiera acercarsele.
Si dudan, observen en el tiempo cercano a aquellos que en su arrogancia desconocen la palabra.
Deben saber que mi palabra perdura hasta el infinito de los tiempos.
Esa sola ofensa es contra mí.
Si mencionan mi nombre, lo considero arrogante, y conocerán su verdadero significado en mí.
Estoy aquí desde el principio, antes que todo.
Permítanse amarse como Dios Padre los ama, cuídense con amor como Dios Padre los cuida, y sean los unos para los otros como Dios Padre es con ustedes.
Y si no llaman la atención de Dios Padre si no es con amor,
¡No llamarán mi atención!
Lo que hagan por los demás, por ustedes lo hacen, multiplicado por diez mil. Lo que no hagan, en igual medida les será cobrado.
Lo observan, pero deciden ignorarlo. Hasta que ya no puedan ignorar el peso de sus acciones.
Si actuar con amor les pesa, caminarán el sendero que los llevará al amor del Padre.